Proteger el planeta también es proteger la salud mental
Cada 5 de junio, el Día Mundial del Medio Ambiente nos invita a detenernos y reflexionar sobre nuestra relación con el planeta. Este año, bajo el lema “Sin contaminación por plásticos”, somos llamados a tomar conciencia de una crisis silenciosa pero urgente: la acumulación desmedida de plásticos en nuestro entorno y sus graves consecuencias para la vida, incluida la salud mental.
El entorno genera una gran influencia que tienen el entorno en el bienestar inicial de nuestros niños, niñas y adolescentes. Un entorno contaminado, caótico o deteriorado no solo impacta el cuerpo: también afecta la mente, el ánimo, los vínculos y el sentido de futuro. La contaminación por plásticos no es ajena a esta realidad; estudios demuestran que el contacto constante con espacios contaminados puede generar
sentimientos de ansiedad, tristeza, impotencia y desconexión, especialmente en niños, niñas y jóvenes.
Además, la sobreexposición a residuos plásticos en comunidades vulnerables suele estar asociada a la
falta de acceso a servicios básicos, exclusión social y baja autoestima.
Por eso, reducir la contaminación por plásticos no es solo una acción ambiental: es una medida de salud
pública y salud mental. Fomentar entornos limpios, sostenibles y responsables puede ser una poderosa
herramienta de contención emocional, de fortalecimiento de la identidad comunitaria y de
promoción del autocuidado.
Por lo tanto, es de suma importancia que todos implementemos acciones para la reducción del
consumo de plástico de un solo uso, reemplazando las bolsas plásticas por bolsas de tela, yute o materiales reciclados, evitar botellas plásticas desechables, usa botellas reutilizables de acero, vidrio o plástico resistente sin BPA, Cambiar envoltorios y empaques, eliminando Eliminar los cubiertos y vajillas desechables y rechazando los pitillos plásticos.
“Un mundo sin plásticos de un solo uso es un mundo con más posibilidades de sanar”